“Una nueva provocación anticubana se ha intentado orquestar desde el exterior, mediante el otorgamiento de un “premio”, con el objetivo de interferir en los asuntos internos de Cuba”.
Una nueva provocación anticubana se ha intentado orquestar desde el
exterior, mediante el otorgamiento de un “premio”, con el objetivo de
interferir en los asuntos internos de Cuba, generar inestabilidad,
afectar la imagen del país y las relaciones diplomáticas de Cuba con
otros Estados.
La operación se ha realizado con el financiamiento y apoyo de la
contrarrevolución externa y de otras organizaciones internacionales como
la llamada Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), la
Fundación para la Democracia Panamericana, la Fundación Memorial de las
Víctimas del Comunismo, y utilizando como instrumento un grupúsculo
ilegal anticubano. Como ya es habitual en cualquier iniciativa
reaccionaria de nuestra región, no faltó el involucra-miento del
Secretario General de la OEA.
Cabría recordar que el pasado año se intentó una operación similar,
en la que además de los ya mencionados participaron el Centro Democracia
y Comunidad, el Centro de Estudios y Gestión para el Desarrollo de
América Latina (CADAL) y el Instituto Interamericano para la Democracia,
del terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner, quienes se
han mantenido activamente trabajando contra Cuba y de quienes se conocen
sus vínculos con la Fundación Nacional para la Democracia de Estados
Unidos (NED, por sus siglas en inglés), que recibe fondos del gobierno
de ese país para implementar sus programas subversivos contra Cuba.
Estas organizaciones tienen sobradas credenciales como agentes de la
injerencia y la subversión contra los gobiernos progresistas de Nuestra
América con el propósito de destruirlos, para lo cual han dedicado
significativos esfuerzos y recursos. Curiosamente, guardan silencio
cómplice sobre la amenaza del uso de la fuerza y la instigación reciente
de EE.UU a golpes militares contra la República Bolivariana de
Venezuela, callan ante los golpes de estado en el continente, no
denuncian el hambre y la pobreza, ni la discriminación racial y
religiosa que están presentes en nuestra región.
No pueden contar tampoco nuestros pueblos con estas organizaciones y
sus personajes para luchar por más justicia social y equidad, para
apoyar a los familiares de líderes progresistas, sindicales y
periodistas asesinados por sus ideas políticas, ni a otras víctimas del
paramilitarismo y el crimen organizado.
Se pretendía esta vez montar un espectáculo que afectase el normal
desenvolvimiento de las elecciones generales en Cuba. Las acciones
combinaron una estrategia de comunicación, a través de los medios
internacionales y redes sociales, con medidas encaminadas a burlar las
disposiciones jurídicas de nuestro país, y a restar legitimidad a la
justa y legal actuación de nuestras autoridades.
Aunque sabían bien y fueron advertidos de que con estos propósitos no
serían bienvenidos en Cuba, Andrés Pastrana Arango y Jorge Fernando
Quiroga Ramírez, expresidentes de Colombia y Bolivia respectivamente y
el diputado chileno de la Unión Demócrata Indepen-diente (UDI) Jaime
Bellolio Avaria, se prestaron para participar de esta provocación en el
territorio cubano, por lo que, basados en nuestras leyes y en normas
internacionales, no se les permitió el ingreso a nuestro país.
Dicha acción se inscribe en la ofensiva imperialista contra los
pueblos de América Latina y el Caribe, en la que el gobierno de Estados
Unidos ha declarado la relevancia y vigencia de la “Doctrina Monroe”, y
ha provocado un retroceso en las relaciones bilaterales con Cuba.
A los protagonistas de esta maniobra no les interesan para nada Cuba y
los cubanos, a quienes ofenden al pretender violentar el orden
constitucional que libremen-te hemos elegido. Por eso, han tenido que
acudir a recursos y personajes foráneos para procurar sus propósitos.
Cada vez que lo intenten, de esta o de cualquier otra forma,
recibirán la respuesta firme de los cubanos que permanecemos unidos y
leales a los principios de la Revolución, como lo demostraremos el
próximo domingo 11 de marzo, al votar masivamente por los candidatos del
pueblo.
La Habana, 8 de marzo de 2018
“Año 60 de la Revolución”
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