Por Arthur González .
Muchos se preguntarán de
dónde sale le dinero para pagar los billetes de avión, hoteles y
alimentación de los llamados “disidentes” cubanos que se parecen más a
top models y aeromozas que a supuestos perseguidos políticos como se
quieren calificar.
Si en Cuba existiera la represión que ellos cacarean orientados desde
Estados Unidos, ¿cómo es que se pasan la mayor parte de su tiempo
viajando a Europa y a Estados Unidos?
Cualquiera que tenga conocimientos de las represiones en el mundo se
percata rápidamente de que los supuestos “disidentes” cubanos gozan de
plena salud y libertad de movimiento, si cicatrices ni fracturas.
Estados Unidos desde 1959 se empeña en deformar la realidad de la
Revolución cubana, con el fin de ese proceso socialista que ayuda a los
más humildes y ofrece igualdad de oportunidades para todo el pueblo, no
sea imitado por otros pueblos que padecen de enfermedades, analfabetismo
y desempleo debido al sistema capitalista que los oprime.
Por esa razón creó y sostiene a una contrarrevolución que nunca ha
logrado apoyo popular, ni aumenta su membresía, a pesar de los cientos
de miles de dólares que reciben del presupuesto aprobado por la Casa
Blanca, del que también viven organizaciones fantasmas en Miami y Madrid
principalmente.
Un vivo ejemplo del millonario gasto que cuesta mantener esa guerra
mediática contra Cuba se palpa en la llamada Ley de Ajuste Cubano, solo
para que el mundo crea que los cubanos “huyen del comunismo”, por lo que
cualquier cubano que llega a territorio yanqui, recibe de inmediato
asilo político, más una mensualidad en dólares, seguro médico y bonos de
alimentos y medicina, todo pagado con los altos impuestos que deben
abonar los ciudadanos estadounidenses.
Recientemente senadores anticubanos han expresado los altísimos
costos de esa Ley y proponen eliminar el dinero que se le entregan, pero
mantener el privilegio de obtener el asilo que solo decir que son
cubanos, aunque residan en otros países.
Pero los gastos continúan y en días pasados salieron en fila un grupo
de esos “perseguidos políticos”, rumbo a Europa para ser recibidos por
funcionarios de la ONU en Ginebra. Los beneficiados con esa gira europea
son nada menos que Guillermo Fariñas; José Daniel Ferrer, Iván
Hernández Carrillo y Wilfredo Vallín.
Será muy interesante verles las caras a los especialistas de la ONU
en detenciones arbitrarias, tortura y libertad de expresión, cuando
comprueben de la salud que gozan tales personajes creados por Estados
Unidos y escuchen historias escalofriantes de horror y misterio que no
concuerda con su libertad de viajar y la imagen de hombres de negocios
que proyectan.
¿Cómo explicará Fariñas sus estrechos vínculos con el asesino Luis
Posada Carriles, protegido por las autoridades del FBI en Miami, autor
de la voladura de un avión civil cubano donde murieron 73 personas
inocentes?
Si la “represión” en Cuba es más fuerte que nunca, ¿cuáles son los
argumentos que expondrán a cerca de sus constantes viajes a Estados
Unidos sin ser molestados por las autoridades cubanas?
¿Qué dirá Ferrer, quien viaja al extranjero aun sin cumplir su
condena y disfruta de una licencia penal, más un permiso especial para
salir del país?
Para sacar cuentas de los gastos solo hay que sumar el costo del
boleto del avión de la Habana a Miami, de ahí a Ginebra, más Alemania,
España, Francia y el retorno a los Estados Unidos para informar los
resultados y recibir nuevas orientaciones. A eso agréguenle la
alimentación y el alojamiento, más algunos cientos de dólares de
bolsillo para sus compras personales.
Otro aspecto a destacar es la facilidad con que reciben los visados
en los consulados de esos países en La Habana, a diferencia de los
cubanos que desean viajar por asuntos familiares, quienes muchas veces
reciben un NO, por parte de los cónsules porque subjetivamente piensan
que pueden negarse a regresar a Cuba, además de las múltiples exigencias
de documentos personales, cuentas bancarias, títulos de propiedades y
otros más, que a esos “disidentes” no se les solicitan.
España, que tanto dice de sus relaciones con el gobierno cubano, es
unos de los países que más se presta para esas campañas anticubanas, les
facilita visados sin hacer largas filas con tienen que hacer las
personas decentes, no le solicitan ningún documento y encima, les
permite llevar a cabo conferencias de prensa para acusar al gobierno
revolucionario de actos represivos que sus diplomáticos en la Isla ni
ven ni conocen.
Para reforzar su injerencia y apoyo contra Cuba, los llamados
“disidentes” sostuvieron encuentros con representantes políticos
españoles, y tenían previsto visitar el Congreso y el Ministerio de
Asuntos Exteriores y Cooperación, al mismo tiempo de ser recibidos por
Fernando Maura, del Partido Ciudadanos, y Teófilo de Luis, del Partido
Popular.
Si Cuba hiciera lo mismo con los millones de españoles sin empleo,
los desalojados de sus casas por no tener dinero para pagarlas y con
profesionales que ven perder su nivel de vida por las políticas
neoliberales aplicadas por el Partido Popular, seguramente las
relaciones diplomáticas se enfriarían y hasta podrían llamar al
embajador a consultas.
Hace solo unos días recibieron al contrarrevolucionario Oscar Elías
Biscet con similares atenciones, antes de partir hacia Estados Unidos
donde recibirá una preparación especial.
Sin embargo, La Habana debe soportar la injerencia en sus asuntos
internos, el total apoyo a la contrarrevolución asalariada y la
difamación mediática que hace cotidianamente la prensa oficialista de
esos países.
Pero como expresó José Martí:
“Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”.
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