Desde el mismo 17 de Diciembre del 2014, en que los
presidentes Raúl Castro Ruz y Barack Obama anunciaran al mundo sus pretensiones
de comenzar el proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre
Cuba y los Estados Unidos, organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en
Miami y sus peones en la isla desatan una escalada de declaraciones amenazantes
donde exteriorizan su frustración y revelan el rechazo de quienes hasta este
momento no habían hecho otra cosa que fomentar el daño y el terror contra los
cubanos que a pesar de los pesares, continuamos resistiendo.
Jorge Luis
García Pérez (Antúnez) ha destacado
entre los “opositores cubanos” por su discurso agresivo e irresponsable, siendo
catalogado en ocasiones como un parlanchín desenfrenado y en otras oportunidades
como un personaje carente de reconocimiento, pero con una significativa
necesidad de reconocimiento que lo ha llevado a realizar comentarios y amenazas
que van más allá de sus posibilidades reales, pero sin embargo, lo han situado
en la mira de los más retrógrados terroristas anticubanos que han descubierto
en él la posibilidad de concretar contra Cuba planes desestabilizadores que por
su estructuración y finalidad, no pudieran estar concebidos por otras mentes
que no fueran las de los despojos humanos sobre vivientes de la Guerra Fría.
Un denominado Ejército Invisible
es el nuevo proyecto enemigo que nació muerto, pese al entusiasmo mal sano y la
solvencia económica de personajes como el terrorista Santiago
Álvarez Fernández Magriña y el empresario cubano radicado en España Leopoldo
Fernández Pujals,
quienes han optado por desestabilizar el país con miras al año 2018 a
través de la creación de agrupamientos clandestinos en todo el territorio
nacional con la tarea de bandalizar y aterrorizar diferentes escenarios,
intentando transmitir un estado de ingobernabilidad en una etapa marcada por la
sucesión generacional.
Documentos
desclasificados y declaraciones realizadas por el propio Jorge Luis García Pérez dan muestras de las pretensiones en cuanto
a alcance geográfico de este proyecto, aun cuando, por su incipiente gestación
y la falta de capacidad aglutinadora de estos elementos, el mismo no pasara de
encontrarse en proceso de conformación, y muy lejos de la pretendida
consolidación estructural que se ha intentado transmitir a los financistas y
organizadores radicados en el exterior, a los cuales, como siempre, se les
exige de manera concreta el envío de MUCHO DINERO…
Una lista de
delincuentes comunes y mercenarios de las más disímiles naturalezas y
procedencias conforman los reportes y designaciones de cargos dentro del pretendido
Ejercito Invisible, tan invisible
como invisibles han sido las captaciones de seguidores e impacto logrado dentro
de la población cubana.
Aunque descabellado en apariencia, el proyecto Ejercito Invisible no deja de
constituir un nuevo argumento jurídico y moral contra elementos
desestabilizadores que escudados en un discurso ideológicamente hueco han
transgredido la ley en varias oportunidades para alinearse a estrategias
enemigas contra su propia nación, con el agravante legal de intentar agrupar
delincuentes para la comisión de sus actos, sin tomar en cuenta que para cada acción delictiva
es precisa y necesaria una respuesta adecuada, justa y suficiente; una
respuesta oportuna y definitiva, más aun
cuando se intenta poner en juego lo más sagrado: EL BIENESTAR E INTEGRIDAD FÍSICA
DEL PUEBLO DE CUBA.
Delincuentes comunes, son el menor calificativo q merecen estos simios que no desarrollaron la capacidad para pensar q nos diferencia del resto de los humanos. Este circo que representan no brinda diversión ni a ellos mismos, ya q conocen sus propias mentiras y se revuelven en ellas al intentar despretigiar nuestra revolución, lo cual padece un efecto bumerán.
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