Por Samuel
Alejandro:
Fragmentos
tomados de El Nuevo Herald.
Ya lo dice
el refrán: “Entre cielo y tierra nada es oculto”. ¡Y mucho menos en Cuba! Agregaría
yo a esta frase extraída de lo más puro y genuino del saber popular.
El pasado 22
de marzo ocurrió “a puertas cerradas”
una muy publicitada entrevista entre el presidente Barack Obama y algunos miembros de la tan cacareada oposición
cubana.
¿Dónde?
Pues en la
flamante embajada norteamericana.
¿Qué se
habló?
¿Cómo saberlo,
si los participantes constituían “lo más
selecto” de la camada de bicharracos alimentados por años a través de la industria subversiva anticubana?
Pero como ya
es sabido: UNO, es indiscreción; DOS, es molotera y TRES, ya es multitud; han
comenzado a filtrarse los pormenores de lo ocurrido y nada más y nada menos que
El Nuevo Herald se ha encargado de
dar su versión de los hechos que hoy intentamos compartir con ustedes:
“¿Qué le dijeron los opositores al presidente
Barack Obama cuando se reunieron este martes en La Habana? ¿Cuál fue el clima
del encuentro? ¿Hubo rifirrafe? Dicha reunión era uno de los puntos más
exigidos tanto por enemigos como amigos de la visita presidencial de Obama a
Cuba y fue uno de los hechos más aplaudidos después que terminó. Pero… ¿qué
pasó verdaderamente allí? ¿Qué dijeron, cuánto y cómo le expresaron algunas
cosas los opositores al presidente norteamericano? Y ¿qué les contestó?”.(Fin
de la cita)
Resulta
extraño que un evento de tanta fanfarrea no se convirtiera en la comidilla
entre los Medios de Desinformativos que lo cubrieron y que los mismos “líderes opositores” que participaron, no
salieran de allí dándose guayo en el ombligo, tomando en cuenta que en esta “reunión” se encontraban, entre otros, los
“prominentes” Berta Soler, Antonio Rodiles,
Guillermo Fariñas y José Daniel Ferrer, los cuales no se destacan precisamente
por ser discretos o veraces cuando de sobresalir por sobre los demás se trata. ¿Raro
Verdad? ¡Ni una sola palabra!
Continúa el
artículo de El Nuevo Herald:
“El encuentro presidencial con los opositores
duró unas dos horas, pero lo único que se ha dado a conocer son las
diplomáticas palabras que durante unos tres minutos Obama les dirigió a los que
estaban allí. (…): “Todos los
individuos alrededor de esta mesa han mostrado un coraje extraordinario”;
“Muchas veces requiere un gran coraje ser activo en la vida civil aquí en
Cuba”. Pero de lo que le dijeron los opositores a Obama, o se dijeron entre
ellos, absolutamente nada”.
Como bien
reconoce el Herald: “… muchísima más divulgación le dio la Casa Blanca al comediante
Pánfilo que a los trece miembros de la sociedad civil y opositores que se
reunieron con Obama”.
¿Será que Pánfilo,
Chequera o Facundo van a ser los sustitutos en las nóminas que financian a “los históricos
combatientes por la libertad en Cuba?¿Será que ahora nos quieren joder la Libreta?:
Me pregunto.
Como el
veneno anticubano no podía faltar en tan “consagrado
medio”, refiere este más adelante en el artículo:
“Que el gobierno cubano no publique la
reunión opositora con Obama se entiende, porque no lo tendrá o no le interesará
hacerlo; pero que el gobierno norteamericano no facilite los detalles del
histórico encuentro, el primero entre un presidente norteamericano y la
oposición política cubana… es verdaderamente inexplicable”.
La realidad es que “… no se sabe si por cautela de la Casa
Blanca con la grabación u otra mayor razón, han comenzado a propagarse los
rumores…” y que yo, considerándolos sabrosos y creíbles hoy comparto con el
Herald:
“…
que si Rodiles empezó a hablarle en
inglés a Obama y estuvo a punto de faltarle el respeto…”.
¿Caballero a quién se
le ocurre establecer un diálogo con el inglés básico de un nivel
preuniversitario como el que tiene Rodiles? Me pregunto.
“…
que si Berta Soler le cantó las cuarenta
al presidente americano…”.
¿Sabrá Beta Soler
contar hasta 40 o llevaría los números anotados en un papelito oculto debajo de su peluca para no
equivocarse? Me pregunto.
“…
que a los veinte minutos del encuentro el
primer opositor interrumpió al otro que hablaba y ahí empezó todo…”.
¿Se imaginan ustedes?:
Que si UNPACU; que si FANTU; que si el CID, que si el NOD. ¿Dígame usted?
“…
que si Elizardo Sánchez-Santa Cruz
contemplaba silente y compungido desde su esquina todo el panorama…”.
“…
que si en un momento dado los opositores
empezaron a discutir tanto entre ellos que Obama quiso ser moderador, pero como
nadie le hacía caso…”.
Entonces, me imagino que
el Servicio Especial se movilizara al ver al presidente, que en ese justo momento, sacara unas claves y un bongó; cerrarra los ojos; respirara
profundamente y comenzara a susurrar el estribillo de aquella canción aprendida
la noche antes en un restaurant de la Habana Vieja:
Suavecito,
suavecito,
suavecito es como me
gusta a mí…
Como
parafrasear no es plagiar: “… A mí lo que
más me intriga es si Obama pudo calmar la supuesta refriega entre cubanos…”.
Y lo que más
frustra, es el no poder haber visto su cara, si como dice el Herald: “… en medio del jelengue se le ocurrió decirle a
Susan Rice: “Esto no es fácil”.
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