El disidente cubano
Guillermo Fariñas Hernández “Coco”, es un paciente psiquiátrico.
La noticia fue revelada por
fuentes aún anónimas, cercanas a la familia de Fariñas, quienes mostraron la
historia clínica de este en los años de su juventud, ocultada por su madre por
más de 3 décadas y media, en la cual se puede constatar, que a los 19 años de
edad fue diagnosticado como un paciente con el “Síndrome de Münchhausen”,
(trastorno mental que se caracteriza por los padecimientos a consecuencia de
crear dolencias para asumir el papel de enfermo. El paciente «crea» y hasta se
produce autolesiones para lograr unos síntomas físicos y/o psicológicos con
conciencia de acción, por una impulsión relacionada a su necesidad de
consideración por terceras personas de ser asistido/a). Esta enfermedad epónima
toma su nombre del excéntrico Karl Friedrich Hieronymus, “Barón de Münchhausen”
(1720-1797), quien se hizo famoso por contar historias de aventuras fantásticas
que nunca le habían sucedido, como haber bailado en el estómago de una ballena
o haber viajado a la luna.
A esa edad Fariñas, había
desarrollado una “Mitomanía” (mentira patológica o pseudología fantástica,
término aplicado por los psiquiatras para nombrar el comportamiento de los
mentirosos compulsivos o habituales) pues el entonces joven, se había auto
agredido, tras sufrir algunas frustraciones amorosas con su ex novia y ser desmentido
por su hermana.
Esta enfermedad, aparejada a
indicios clínicos que apuntaban a un daño orgánico por diagnosticársele
epilepsia en edades tempranas, podría agravarse con los años, sin un
seguimiento o tratamiento sistemático, advirtieron en aquel entonces a su
madre, el equipo médico que lo atendió encabezado por el Dr. Luis San Juan
Pérez, uno de los más prestigiosos en aquel entonces en la ciudad de Santa
Clara.
El entonces cadete, hubo de
ser internado por una semana en el hospital psiquiátrico de la ciudad de Santa
Clara desde el jueves 30 de julio de 1981 hasta el martes 4 de agosto de ese
año.
El dolor y el sentido de
sobreprotección, llevaron a su progenitora Alicia Hernández Cabeza a no aceptar
el trastorno de su hijo, usando sus influencias como prestigiosa enfermera y
miembro del Partido Comunista de Cuba, para hurtar las evidencias clínicas y
hacerlas desaparecer por más de 35 años, evitando que su hijo perdiese la
carrera militar, pues el propio mes de agosto del 81, partiría como Cadete,
hacia la antigua Unión Soviética.
Momentos de crisis de su
enfermedad, agravados por las secuelas de un accidente químico en la URSS, lo
hicieron licenciarse del ejército, pues sus superiores a menudo lo catalogaban
como un sujeto con marcadas tendencias raras y erráticas en su actuar cotidiano
debido a la persistencia de abrogarse méritos y acciones jamás realizadas,
ignorando que estaban ante una patología clínica. Por ello ha debido depender
de un tratamiento privado, administrado de por vida por su madre, hasta hoy,
única conocedora del padecimiento y responsable las 24 horas del día de su
tratamiento y control.
Durante el año 1997, Fariñas
tendría una nueva crisis, tras los sucesos con la Dr. Ana Lourdes Goire Wilson,
ex directora del Hospital capitalino Pedro Borrás, donde laboraba como
psicólogo. Problemas personales con esta, hicieron que fomentara una
desagradable discusión, llegándola a amenazar de muerte, manifestando que le
propinaría 8 disparos con un arma de fuego que supuestamente tenía. Posterior a
ello, tras haber sido expulsado de la institución, construyó una historia
relacionada con presuntos hechos de corrupción desarrollando una huelga de
hambre con 21 demandas. Como resultado de la huelga de hambre, le fue
diagnosticada una Polioneuropatía nutricional.
Su entonces esposa Carmen
Pérez Carvajal, confesó que los motivos reales de la huelga, estaban
relacionados con problemas conyugales que ambos presentaban, pues ella en
varias ocasiones le había pedido el divorcio y que se fuera de la casa debido a
su comportamiento desajustado, pues repetía constantemente cosas que él sabía
que eran mentiras y cuando se les rebatían asumía una conducta agresiva,
llegando a golpearla en más de una ocasión.
Cuando Fariñas ingresó en
medio de la huelga en el hospital Hermanos Almejeiras, su esposa por temor,
cambió la cerradura de la puerta de la casa y cortó todo tipo de comunicación
con él, la única persona que se atrevió a visitarlo era una prima suya nombrada
Tania Rivero Hernández, entonces trabajadora del ICRT, actualmente residente en
EUA.
El 16 de octubre de 1997, a
raíz de estos acontecimientos y respondiendo a la insistencia de los
facultativos de ingresar en institución psiquiátrica a Guillermo Fariñas, su madre
Alicia asumió la responsabilidad y se comprometió por escrito a preservar el estado físico, mental y social
de su hijo.
En la vista oral contra
Fariñas por el delito de Amenaza contra la directora del Hospital Pedro Borrás,
fue sentenciado a pagar una multa de 600 pesos cubanos, en ese instante
arremetió contra la funcionaria que lo acusaba, provocándole lesiones en el
rostro y propinándole varias mordidas en los brazos y el cuello, dejando
atónitos a los presentes.
Dos años más tarde, el
miércoles 17 de marzo de 1999, ya en Villa Clara Fariñas es atendido en una
interconsulta de psiquiatría donde fueron tenidos en cuenta los APP
(Antecedentes Patológicos Personales) de Epilepsia y Siklemia. El martes 23 de
marzo de ese año le fueron aplicados nuevamente varios test psicométricos,
obteniendo como resultados de la evaluación psicológica que contaba con una
desproporción estímulo – respuesta. Presentaba la existencia de una disonancia
entre los elementos que conforman la personalidad, falta de objetividad. Poseía
dificultades para adaptarse a los cambios del entorno, intolerancia psicofísica
y labilidad afectiva. Constituyendo estos parámetros, elementos esenciales para
la estructuración de un trastorno de personalidad, sumado a ello, se
manifestaba desconfiado con ideas de daño y persecución, creación de complots
en su contra por lo que es diagnosticado con un trastorno de personalidad con
base orgánica, específicamente, un trastorno de personalidad paranoide.
Algunas posturas de
Guillermo Fariñas, han hecho dudar a más de uno de sus aliados o seguidores
sobre la cabalidad de su conducta, matizada por una obsesión por suplantar el trabajo de Servicios
Secretos e imitar en su actuar, a sus presuntos archi-enemigos, primero Fidel
Castro y luego su sobrino Alejandro Castro Espín, es común, verlo vestir ropa
sencilla, portar relojes de la misma marca de los Castros y hasta establecer
ridículos horarios de despacho y atención a los miembros de su organización.
En reiteradas
oportunidades Guillermo Fariñas ha recreado en sus publicaciones facetas y
presuntos pasajes de su vida que dan fe de su padecimiento, llegando a
descontextualizar y manipular “evidencias” que den fe de sus historias. Su
presunta participación en el conflicto bélico de Angola en la década de los 80;
la de su padre en la guerra del Congo junto al Che Guevara; su libro “El Abismo
por Dentro” y la serie “Bodrios de Traición” figuran como los más grandes
desajustes mentales de Fariñas, esbozando modelos de comportamiento que
constituyen pautas diagnósticas de trastornos de personalidad y padecimientos
psicopatológicos que integran un grupo heterogéneo de alteraciones
persistentes, irreflexivas e inadecuadas, formas de pensar, sentir y
comportarse recogidos en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales),
confeccionado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría; sumando a todo
esto su enfermiza necesidad de reconocimiento y de ser admirado por sus
semejantes, en un mundo cada vez más mediático que funge como catalizador de
una patología identificada por la literatura médica y arraigada en la mente de
“El Coco”.
El apego de Guillermo
Fariñas a su madre, de forma permanente y excesivo, y su exigencia para que
esta lo acompañe en todo momento durante sus giras internacionales encuentra explicación en una historia que va
desde rumores sobre la paternidad de Fariñas y las preferencias sexuales de su
madre, hasta la implicación política que significa el hecho de que el Parlamento
Europeo haya entregado en el año 2010 el prestigioso Premio “Andrei Sakharov” a
un paciente que posee una personalidad frágil con gran predisposición a
descompensarse incluso a nivel psicótico. Las evidencias hablan por sí solas.
Lo más preocupante no es el hecho de que Guillermo Fariñas padezca la
enfermedad y se la trate sin un criterio clínico especializado, sino que él
mismo o su madre no reconozcan su padecimiento y se niegue a aceptar un
tratamiento riguroso y especializado antes de que sea demasiado tarde y la vida
coloque en sus manos responsabilidades más serias que marquen el destino de
otros seres humanos.
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