Por Arthur González.
No han transcurrido 30 días de que Guillermo Fariñas, el “disidente” cubano financiado por Estados Unidos, anunciaba el fin de su veintiseisava huelga de hambre después de los supuestos 54 días sin comer ni beber, algo que solo incautos y estúpidos pueden creerle, y ya prepara su próximo viaje a la sede del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, Francia.
Desde que Fariñas anunció su reciente show mediático alertábamos del engaño, como parte de la campaña contra la Revolución cubana dirigida desde Washington a la que se le sumaron algunos miembros del Parlamento Europeo, quienes sostienen una posición de odio y rencor contra el socialismo de Cuba, al no poder derrocarlo.
Para cualquier ciudadano sensato y con un nivel académico elemental, resulta poco creíble que un ser humano permanezca más de 15 días en total inanición, como aseguraba estar Fariñas, pero todos saben que tal acción respondía al guion confeccionado por especialistas en guerra psicológica de Estados Unidos campeones en la construcción de mentiras, similar a la que les permitió invadir Afganistán, Irak y Libia.
¿Qué van a decir ahora los parlamentarios que tantos gritos de apoyo dieron por el “disidente”, cuando lo vean arribar al Parlamento en perfecto estado de salud?
Todo lo que hace Fariñas forma parte de la estrategia diseñada para tratar de impedir el nuevo acuerdo bilateral entre la Unión Europea y Cuba, y así lo declaró abiertamente el Grupo Popular Europeo (PPE), entre ellos Jaroslaw Walesa, presidente del grupo informal Amigos de Cuba, quienes aúnan fuerzas entre los parlamentarios de derecha para reiterar la manida acusación de que el Gobierno de La Habana viola los derechos humanos.
Es conocido que tales acciones se llevan a cabo posterior a que la Comisión Europea (CE) instara formalmente a los países de la Unión Europea a derogar la Posición Común aplicada contra Cuba, para dar paso al nuevo marco de relaciones mediante la firma del primer acuerdo bilateral entre las dos partes.
La Posición Común es una política restrictiva y unilateral puesta en vigor desde 1996, a propuestas del presidente español José María Aznar, por lo que fuera condecorado por la mafia terrorista anticubana de Miami.
Esos mismos mafiosos protegen en Estados Unidos al connotado asesino terrorista Luis Posada Carriles, autor de la voladura de un avión civil cubano en pleno vuelo, del plan para asesinar al presidente Fidel Castro en Panamá y de actos terroristas contra varios hoteles y restaurantes cubanos, donde murió un ciudadano italiano.
Sobre esos crímenes, sus autores y protectores, los parlamentarios europeos no dicen ni media palabra, a pesar de ser una violación total de los derechos humanos.
Una de las que se ha prestado para las campañas contra Cuba, con indicios de seguir instrucciones precisas de Estados Unidos, es Elena Larrinaga, presidenta del llamado Observatorio Cubano de Derechos Humanos y estrecha colaboradora de los derechistas españoles José María Aznar y Esperanza Aguirre, quien poniendo el parche antes del grano declaró a la agencia de prensa española: “Fariñas toma mucha medicación, pero presenta fortaleza física y mental”.
Para un convaleciente de una huelga de hambre y sed de casi dos meses, es imposible que se recupere en tan breve tiempo, pues su metabolismo requiere de un restablecimiento paulatino para adaptarse a una vida normal.
Aquellos que realmente deseen desenmascararlo solo tendrán que filmarlo o fotografiarlo cuando se siente a una mesa a cenar ovíparamente, algo que un paciente de ese tipo no puede hacer, demostrando una vez más como engaña a la opinión pública.
Sería interesante conocer de dónde saldrá el dinero para sufragar los billetes de avión, hoteles y alimentación de Fariñas y sus cuatro acompañantes, entre ellos su madre que fingirá, disculpen, fungirá como su enfermera.
Cuan diferente es el trato que parlamentarios de partidos de derecha brindan a los refugiados de África y Medio Oriente, los que sí son víctimas de violaciones de sus derechos a la vida, la libertad, la libre expresión. Para esos no hay premios Sajarov ni cruzadas de prensa, al final no pueden gastar dinero con aquellos que no intentan desmostar el socialismo.
Cuan diferente es el trato que parlamentarios de partidos de derecha brindan a los refugiados de África y Medio Oriente, los que sí son víctimas de violaciones de sus derechos a la vida, la libertad, la libre expresión. Para esos no hay premios Sajarov ni cruzadas de prensa, al final no pueden gastar dinero con aquellos que no intentan desmostar el socialismo.
Vergüenza debería sentir Elena Larrinaga, nacida en Cuba y asentada en España desde 1966, por apoyar a personas que sostienen estrechas relaciones con asesinos y terroristas que tanto luto han sembrado en el pueblo cubano durante casi 60 años.
Si así es como actúa la presidenta del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, escaza credibilidad tendrá su gestión sobre ese tema que el pueblo cubano no le ha pedido que realice, pues nadie que se respete puede apoyar a personajes como Fariñas, máxime si está comprobado que es dirigido y financiado por el país que más violaciones a los derechos humanos comete en este mundo y especialmente contra Cuba, algo demostrado en cientos de documentos desclasificados y publicados.
Ante hechos como este recordamos a José Martí cuando afirmó:
“…La verdad no es más que una, y quien la dice cuando los demás tienen miedo de decirla, impera”.
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