Norelys Morales Aguilera.─ La respuesta pareciera obvia, pero no
lo es tanto. De los 30 proyectos de la National Endowment for Democracy
(NED) publicados esta semana, se resume que 27 son para organizaciones
creadas por Estados Unidos para trabajar contra Cuba, por un monto de 3
681 371 dólares.
Una simple revisión de los objetivos de esos proyectos indica que casi
la mitad, 13, pretende “promover” algo, y el resto emplea un significado
alternativo o se destinan a la asistencia a grupos cuyo propósito es
destruir la Revolución cubana mediante la subversión. Es digno de
análisis lo que la NED desea producir en Cuba y a muchos podría
interesar.
La NED (Fundación Nacional para la Democracia), se sabe, aunque los
emporios mediáticos lo silencien, es una tapadera de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA), cuyos fines mundialmente son conocidos, y en el
caso cubano han participado en la creación de grupos paramilitares
terroristas y diversas operaciones encubiertas, cuyo abanico va desde el
asesinato político, el magnicidio, o la recolección de información para
los más variados planes de guerra, que ni siquiera han excluido la
guerra biológica contra la población cubana.
De modo que, categóricamente, la NED no tiene nada de altruista, y sí
bastante de manipulación encubierta e interesada para la agresión y la
subversión, como argumentamos aquí.
Se declara una organización privada —fundada en 1983— sin fines de lucro
y dedicada al crecimiento y fortalecimiento de las instituciones
democráticas en el mundo. Con la financiación del Congreso de los EE.
UU. patrocina más de 1000 proyectos de grupos no gubernamentales en el
exterior. Pero tiene el propósito de llevar a cabo públicamente lo que
ha hecho subrepticiamente la CIA durante decenios. Gasta 30 millones de
dólares al año para apoyar partidos políticos, sindicatos, movimientos
disidentes y medios informativos en decenas de países.
En su Declaración de Principios, explícitamente, la NED hace constar
que: “…concentrará la mayor parte de sus recursos en situaciones que
ofrezcan una posibilidad realista para lograr el progreso hacia la
democracia”. Obviamente, la “democracia” que propugna Estados Unidos con
sus valores.
O sea, es el añejo y decadente propósito, metamorfoseado para peor, que
ha sido llevado a su máxima expresión por Barack Obama, pero que antes
fue expuesto por Allen W. Dulles, el primer director de la CIA, en su
libro El arte de la inteligencia, donde explicó lo que Estados Unidos
debía hacer para imponer su hegemonía: “…Sembrando el caos (…) sin que
sea percibido, sustituiremos sus valores por otros falsos y les
obligaremos a creer en ellos.
”…Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos,
desmoralizaremos y pervertiremos (…). Debemos lograr que los agredidos
nos reciban con los brazos abiertos, pero estamos hablando de ciencia,
de una ciencia para ganar en un nuevo escenario la mente de los hombres.
Antes que los portaaviones y los misiles, llegan los símbolos, los que
venderemos como universales, glamorosos, modernos, heraldos de la eterna
juventud y la felicidad ilimitada.
”El objetivo final de la estrategia a escala planetaria es derrotar en
el terreno de la ideas las alternativas a nuestro dominio, mediante el
deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la
usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías
redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e
inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica
de sus verdugos.
”Gracias a su diversificado sistema propagandístico ─donde hoy día
desempeñan un rol preponderante emporios mediáticos y redes sociales─,
Estados Unidos debe imponerle su visión, estilo de vida e intereses
particulares al resto del mundo, en un contexto internacional donde
nuestras grandes corporaciones transnacionales contarán siempre con el
despliegue inmediato de las fuerzas armadas, en cualquier zona, sin que
le asista a ninguno de los países agredidos el derecho natural a
defenderse.
En la cita de Allen Dulles se precisa que la subversión es una ciencia,
por tanto se sustenta en los adelantos tecnológicos, dirigidos a la
manipulación de la conciencia.
La ciencia de la subversión ha continuado enriqueciéndose por décadas.
Un ejemplo cumbre son las teorías de Gene Sharp, los “golpes suaves”,
que están englobados en la llamada Guerra No Convencional de las Fuerzas
de Operaciones Especiales del Ejército de Estados Unidos, según la
Circular de Entrenamiento 18-01 (TC- 1801), que indica:
“…prever las medidas que pudieran transformar la situación vigente en
una más conveniente, a través de métodos como la persuasión; la
degradación del control del adversario sobre la población; el
reforzamiento de la voluntad de resistir de esta y el empuje de la
mayoría de la población hacia posiciones contrarias al gobierno”.
Que nadie se llame a engaño al respecto de lo que la NED pretende
“promover” en Cuba. Washington continuará los intentos de subversión
contra la Revolución cubana. Sea quien sea la cara presidencial de
imperio.
El cacareado “deshielo” que supone terminada la confrontación con la
isla por parte de Estados Unidos es un eufemismo. No se ha detenido la
subversión, que es lo que pretende la NED.
Bastaría recordar que tres días después de la visita de Obama a La
Habana, en marzo de 2016, el Departamento de Estado anunció un programa
de orientación de prácticas comunitarias por más de 750 000 dólares para
“jóvenes líderes emergentes de la sociedad civil cubana”.
Pero, más recientemente, cuando los jóvenes cubanos están denunciando
las actividades de la USAID con el programa de becas World Learning —ONG
norteamericana—, uno de los grupos activos que recibe fondos de la NED
como “medios para periodistas independientes” se dedica a manipular. Así
se cierra el círculo de sus pretensiones.
Washington siempre se ha mostrado terco para aprender, que en la isla
nunca deben pretender agitar el avispero cubano y especialmente la
juventud, que no ha renunciado a su Revolución.
Si la NED y la CIA, entre otras instituciones bien maquilladas, como
aparatos imperiales de dominación han convertido la subversión en una
ciencia, ella debe ser estudiada, pero más vale la conciencia. Ni una ni
otra faltarán, y EE. UU. cometerá sus mismos humillantes errores.
Publicado en Cubahora.cu
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