Quienes continúan
pretendiendo hacer del Coco Fariñas un líder dentro de Cuba, no solo pierden su
tiempo, sino también su dinero.
No se entiende que
agencias, organizaciones, fundaciones y “personalidades
internacionales” imperialistas, de aparente prestigio moral, persistan en
vender al mundo “un producto
antigubernamental viable para Cuba” como hacen con el impopular Guillermo
Fariñas Hernández, cuando en realidad este personaje no logra aglutinar en su
entorno más que un puñado de antisociales y discapacitados mentales que
proyectan una pésima imagen ante la sociedad, no solo por lo que son, sino
también por lo que hacen a expensas del prestigio moral de su propio pueblo.
Ver como montan una
escena pública ante cualquier ineficiencia casuística, ya sea sobre la salud,
el abasto de agua o los salarios de los trabajadores ha dejado en la población
el sabor amargo que produce en los hombres la idea de ser utilizados para una
causa mezquina.
¿Qué han hecho
estos paladines de los derechos de pueblo para que mi Salud Pública sea más
eficiente?¿Cuánto ha donado Guillermo Fariñas de sus 50 000 Euros del Premio
“Andrei Sakjarov” para comprar sillones de rueda o medicamentos deficitarios?¿A cuántos
trabajos voluntarios han asistido estos vagos vitalicios para mejorar las
condiciones de vida de esta ciudad?¿Por qué reclaman salarios justos quienes
nunca firmaron una nómina laboral?
Llamar “turbas castristas entrenadas” o
“paramilitares vestidos de civil” a quienes los repudian, es sencillamente el
único recurso que les va quedando a estos insignificantes personajes para
tratar de alimentar la risible esperanza de que algún día nuestro pueblo los acoja
como parte de este. No ver esta realidad es un hecho que trasciende la
invidencia de un ciego para rosar con la estupidez.
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