Periodistas,
líderes estudiantiles y exbecarios debatieron ayer en la Mesa Redonda
acerca de la beca World Learning y sus propósitos
Sin embargo, el presupuesto público gubernamental de Estados Unidos ha destinado, en el año en curso, 30 millones de dólares a financiar proyectos subversivos contra Cuba, a través de agencias como la Usaid.
Uno de esos planes, dirigidos a la juventud cubana y al propósito de formar líderes para el cambio, ha sido denunciado en estos días por nuestras organizaciones estudiantiles.
De las becas World Learning, «con su envoltorio inofensivo y entraña manipuladora», trató ayer el espacio Mesa Redonda, que contó con la presencia de periodistas, líderes estudiantiles, y de Alejandro Sánchez Fernández, uno de estos exbecarios.
Sobre qué es la World Learning, sus objetivos supuestos y el programa organizado para Cuba, argumentó Yailín Orta Rivera, directora del periódico Juventud Rebelde, que se presenta como una organización no gubernamental, y tiene sus oficinas centrales en los estados de Vermont y Washington, así como también representación en decenas de países.
«El propósito fundamental es captar jóvenes y trabajar sobre ellos desde el punto de vista ideológico, construir liderazgos. Ya han logrado atraer jóvenes de unos 140 países», advirtió.
Pero, ¿cuál es la cara oculta de esta organización?
En torno a esta interrogante, la periodista señaló que en Cuba no hay representación de World Learning y que en los últimos dos años esta había planificado un grupo de becas, denominado Programa de Verano, que pretendía captar cubanos entre los 16 y 18 años, a través de Internet.
Agregó que se seleccionan muchachos que están todavía en su formación sociosicológica para experimentar con ellos y, por medio de la manipulación, subvertir el orden establecido. Es la política del golpe suave —apuntó—; en la que se mantiene seguir el guion de expansión neoliberal.
Es una propuesta seductora —explicó— porque se presenta supuestamente como programa de intercambio cultural, pero que en realidad desconoce la institucionalidad cubana y pretende avanzar al margen de las dinámicas gubernamentales.
Se ha conocido que detrás de este Programa de Becas está el financiamiento de la Usaid, agencia que —tras el escándalo de Zunzuneo y los intentos de reclutar artistas para la subversión en Cuba— vuelve a ser centro de atención.
Detrás de todo este experimento —destacó Yailín Orta—hay un equipo bien articulado de profesionales de la prensa y la comunicación, entrenado con herramientas y habilidades para la construcción de este liderazgo ficticio en función del cambio.
Alejandro Sánchez Fernández, exbecario de World Learning, quien se encuentra actualmente en el Servicio Militar Activo, destacó: como toda inversión, los exbecarios teníamos un valor de uso: servir como parte de esa red. Pretendían que nosotros, mediante la comunicación verbal, fuéramos «los embajadores de Estados Unidos en Cuba»; que promoviéramos el reclutamiento de nuevos jóvenes para la beca, puntualizó.
La embajada americana compartió en su página web oficial el anuncio de la beca. Supe de ella por una amiga y decidimos aplicar juntos. El proceso consistió en rellenar planillas donde pedían datos personales, de nuestras familias, una carta de recomendación de algún profesor de la escuela... Luego me llamaron por teléfono para una entrevista. En ella me hicieron una exploración acerca de mis valores y posiciones desde el plano sicológico, nunca político. Creo que me escogieron por ser el presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) en mi preuniversitario, expresó.
«Siempre pensamos que podría haber algún tipo de subversión ideológica, pero nos hacía ilusión viajar a Estados Unidos, conocer otra realidad lejos de nuestros padres. Por eso decidí postularme».
Los primeros tres días —dijo—estuvimos en una villa en el estado de Virginia. Allí fue donde nos explicaron la regla principal del programa: no podíamos colgar fotografías en las redes sociales mientras estuviéramos allá, supuestamente para evitar una posible represión al llegar a Cuba; a pesar de la convocatoria pública de esta beca.
Luego, fuimos a la Universidad de Virginia, donde recibimos clases de inglés, de habilidad de liderazgo y oratoria.
Además, hicimos ejercicios para interconectar con los demás, así como grupos de diálogo donde discutíamos diferentes temas y contextualizábamos con la realidad cubana, añadió.
«A lo largo del programa, realizamos tres encuestas donde nos pedían establecer comparaciones entre Cuba y Estados Unidos. Contenía preguntas como: ¿qué es la democracia?, ¿cuál es la diferencia entre dictadura y democracia?, y otras.
Cuando mi grupo visitó Washington, pedimos visitar la embajada cubana. Queríamos ver ondear nuestra bandera. Al principio nos dijeron que no sabían dónde quedaba. Luego de insistir, nos llevaron, pero no nos permitieron bajar del autobús. Todas las fotos y videos los tomamos a través de los cristales del ómnibus. A pesar de eso, fue un momento muy emotivo, y hasta se gritaron consignas revolucionarias».
Agregó que al regresar a Cuba no hubo ensañamiento con ninguno de los estudiantes que participaron del programa.
Durante los actos de denuncia no se nos condena a nosotros, pues no somos traidores. Lo que denunciamos es el modo extraoficial que tiene World Learning. Los exbecarios solo somos una pieza más del gran rompecabezas, subrayó.
Acerca de cómo se inserta World Learning dentro de los objetivos de la Usaid centró su análisis Iroel Sánchez, periodista y editor del blog La pupila insomne, quien refirió que esta agencia es una herramienta de guerra fría, y que surge como continuidad de la estrategia estadounidense contra Cuba: Alianza para el Progreso.
Refirió que la Usaid tiene una historia sórdida sustentada en el empuje de las dictaduras y contra las fuerzas populares en América Latina. «Y más allá de esta faz violenta, tiene el poder de dar una cara más amable del gobierno de los EE.UU., atendiendo a las necesidades sociales que existen en los países del tercer mundo».
Además, enfatizó que la misma ha tenido profundas contradicciones con los gobiernos de izquierda de Latinoamérica y ha sido desacreditada en el propio senado norteamericano.
Después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los dos países, y de la visita a Cuba del presidente Obama, pensamos que íbamos a tener otro escenario en cuanto a relaciones interinstitucionales y la renuncia de métodos artificiosos, dijo.
Asimismo, Sánchez llamó la atención sobre las cifras que este año EE.UU. ha destinado para la subversión en Cuba: 30 millones del presupuesto público gubernamental, 28 millones para radio y televisión Martí, y cuatro millones para programas de promoción de democracia en internet.
En Cuba, estos programas no han tenido resultados gracias a la presencia de organizaciones estudiantiles, que tienen una larga historia en el trabajo de masas, puntualizó.
Por otra parte, Niubis García Otaño, vicepresidenta de la FEEM, señaló que la posición de su organización ha sido siempre propiciar el intercambio, «pero sobre la base del respeto mutuo, de fomentar el conocimiento», y no a través de becas como esta, que de manera solapada intentan generar diferencias de pensamiento entre nuestros jóvenes.
La subversión ha sido uno de los elementos principales en la política norteamericana hacia Cuba, así como la preparación de individuos dentro del país para promover el cambio interno. Por eso, los jóvenes nos sumamos a la denuncia contra la injerencia, valoró.
No estamos de acuerdo con que la Usaid siga financiando proyectos de esa índole, pues se ha demostrado que en las dos ediciones de World Learning (la primera con más de 30 becarios, y la segunda más de 60) se ha impartido algo diferente a lo que el proyecto propone en sus bases. Ellos no pretenden dotar de conocimientos a los jóvenes, sino que quieren formar líderes de opinión para promocionar la contrarrevolución, añadió.
En otro momento, Claudia Proenza de Miranda, miembro del secretariado nacional de la Federación Estudiantil Universitaria, refirió que bajo el sistema educacional cubano se han formado cientos de estudiantes extranjeros, incluso estadounidenses.
El problema de esta beca es que está programada y diseñada para subvertirnos ideológicamente, ignorando las instituciones y organizaciones sociales cubanas. World Learning obvia todo lo establecido en Cuba al intentar cambiar nuestra mentalidad, dijo.
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